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martes, 29 de marzo de 2011

Cambio de dirección


La tarotista levanta la carta, el consultante se remueve inquieto en su silla.
—La Muerte, buena carta, no te asustes, te indica que es momento de realizar un cambio de dirección en tu vida, te recomiendo que le hagas caso —dice la profesional del Tarot, una sonrisa ilumina su cara.
—¿Dicen algo más? —susurra el hombre, la expresión de su rostro es de tenso anhelo.
—No, nada más, lo más importante ya te lo han dicho, cambio… cambio total.
Ya en la calle, el hombre coge su móvil, marca con seguridad un número y espera.
—¿Clínica Nuevos Tiempos? Buenos días, deseo pedir una cita…
—…
—El motivo… quiero realizar un cambio de sexo.

lunes, 21 de marzo de 2011

Línea equivocada

Dice un buen amigo mío que así no se potencia el transporte público. Pero aquel día la manera de correr del conductor me inspiró esto.   



      
Me equivoqué de autobús. Lo cierto es que en ese día todo parecía estar en mi contra, llegué tarde al trabajo, discutí con mi jefe, me olvidé de comprar el encargo de mi mujer, y en las prisas por llegar a tiempo a casa no miré el número de la línea.
La actitud del conductor debería haberme sorprendido, tanta solicitud y cortesía no eran las habituales.
—Buenas noches, póngase cómodo, al fondo tiene un buen asiento, encantado de que viaje con nosotros.
Era la primera vez que me trataban así en el autobús. Realmente sorprendido me dirigí hacia el interior del vehiculo y mi extrañeza fue mayor, una hermosa mujer de grandes ojos  me señaló el asiento contiguo al suyo, invitándome con coquetería a ocuparlo.
—Hola guapetón, siéntate a mi lado, así el viaje será menos aburrido —dijo, su mano de largas uñas pintadas de rojo se posaba sin disimulo en mi entrepierna.
 Sentí como un intenso calor se instalaba en mi cara, en un vano intento de disimular mi incomodidad, me concentré en mirar por la ventanilla, pero nada pude ver, todo estaba oscuro, demasiado, era muy extraño.
Creo que en ese momento adquirí conciencia de que algo no estaba bien, giré mi vista hacia el fondo y lo que vi me produjo escalofríos.
El asiento posterior estaba ocupado por un personaje disfrazado de payaso, pero algo en su pose indicaba que su cuerpo había sido seriamente vapuleado, para ser sincero me dio la impresión de que un camión había decidido jugar al ping-pong con él, aunque comparado con su compañera de viaje estaba relativamente presentable, la pobre anciana presentaba un terrible corte en su cuello y sus intentos de mantener una conversación con el payaso  terminaban en un inquietante escape de sonidos ininteligibles. En ese instante mis pensamientos eran ya un caos, contemplé al resto de los pasajeros, parecían tan normales como yo, excepto quizás una delicada joven que ocupaba uno de los últimos asientos del autobús, parecía realmente abatida y su vestimenta que me recordaba a un camisón de dormir, no era la más adecuada para esa época del año.
La mujer morena seguía con su mano en el mismo lugar, yo estaba tan asustado que me levanté y me dirigí al conductor queriendo aparentar una seguridad que en mi interior no existía.
—Perdone, pero he debido equivocarme de autobús, me gustaría bajarme en la próxima parada.
—Ja,ja,ja, gracioso el amigo, usted era mi última recogida, ya he cumplido mi cupo y vuelvo a mi base —dijo esto con un tono burlón, nada que ver con la cordial bienvenida que me había dispensado cuando subí.
—Vamos hombre, no creo que le suponga ningún problema, abra la puerta y en un segundo me bajo.
—Amigo, ya le he dicho que no hay más paradas, de aquí no se baja nadie — exclamó con un matiz realmente malévolo, yo sentía que mi poca paciencia se estaba acabando.
—Bueno, por lo menos digame en que línea me he subido, así sabré como volver a casa, eso si puede hacerlo ¿no?
—Eres un tipo realmente molesto, pero... ¿no es evidente en que línea viajas?
—Pues no, no me he fijado, llevaba prisa...
—¡Mala suerte!, ya no puedes enmendar el error, mi última parada es...El Infierno.


    


jueves, 10 de marzo de 2011

Una travesura



El hombre avanza con tranquilidad por el amplio pasillo, sus ojos van buscando la silueta familiar. De pronto, ya con seguridad se dirige hacía una niña que cabizbaja, permanece sentada en la silla.
—Y… esta vez ¿qué ha pasado? —dice, sentándose  y buscando la mirada de la chiquilla.
—Me han dicho que he roto todos los cristales… y yo no he sido, pero no sé que ha pasado, se han empezado a destrozar todos…— exclama la pequeña, sus ojos negros suplicando comprensión cuando levanta su cabeza buscando la mirada de su padre.
—Vamos a ver Eli, según me han informado en la entrada, se han roto doce cristales, a ti te han pillado con la pelota en las manos; eras la única en la plaza delante del ayuntamiento y para rematar, un vecino te vio lanzando hacía las ventanas. Para todos está claro quién ha sido, quiero escuchar tu versión antes de contárselo a tu madre.
—La verdad, papá es que todo ha sido culpa de Manolo…
—¿Manolo? ¿Quién es ese?
—Pues Manolo, el hijo del alcalde, ya sabes, que siempre se mete conmigo, me ha llamado torpe y desastre con patas.
—Y…
—Pues eso, que me ha dado tanta rabia que le he lanzado la pelota, yo quería darle un balonazo en su cara fea, pero se ha ido hacia el cristal y de repente se han empezado a caer todos. Yo no quería romper nada…
—¡No, que va! Sólo la cara del tal Manolo…
—¡Es que es un asqueroso! ¡Siempre se está metiendo conmigo! — exclama Eli, su cara es la viva imagen de la impotencia —Su padre me ha dicho que de aquí no me iba a mover hasta que pague todos los cristales o me metía en la cárcel.
—¡Qué animal!, eres una cría no te va a meter en ningún sitio y por supuesto yo no le voy a dejar —dice el hombre, sus cejas se arquean con fastidio mientras sus ojos miran con firmeza a su hija. —En fin, tenemos que ir pensando como se lo decimos a tu madre, va a poner el grito en el cielo, los cristales hay que pagarlos…
—¡Todos! ¡Pero si yo…!
—¡Eli, a callar! Te creo, no pretendías romperlos, pero ha sucedido, tengo que pensar como le puedo colocar la historia a tu madre y además como lo hago para pagar sin que se entere. ¡Menudo lío!
—Papá… este mes no me deis paga.
—Ni paga, ni tebeos del Capitán Trueno y El Jabato, me temo que no vamos a poder comprarlos en una buena temporada —dice el padre, girando su cabeza para evitar que su hija vea que a duras penas consigue contener la risa —Esos cristales cuestan bastante dinero, ni con tu paga de todo un año conseguiremos cubrir el gasto.
—¡Ay, ay… la que me va a caer! —dice Eli, sus ojos reflejan consternación.
—Venga, por el camino iré pensando que le contamos a tu madre.
El padre se levanta y camina hacia la salida, la niña le sigue murmurando entre dientes.
—Escóndete bien Manolo, porque cuando te coja vas a saber lo que es bueno, esta me la pagas.
—¿Has dicho algo Eli? ¿Qué murmuras? —dice el hombre, volviendo apenas su cara para contemplar a su hija.
—Nada papá, nada…


miércoles, 2 de marzo de 2011

Aguamarina


Collar y pendientes de aguamarina facetada, perla natural y plata 925 by Elyely


AGUAMARINA

Del latín, agua de mar.

Recuerda los paisajes marinos, como su nombre indica. Es tranquilizadora y agradable a la vista y está considerada como la piedra que trae alegría después de un suceso triste.

La aguamarina es una piedra de coraje. En el pasado se creía que anulaban las fuerzas de la oscuridad y atraían el favor de los espíritus de la luz. La llevaban los marinos como talismán para no ahogarse.

Tiene además el poder de invocar la tolerancia de los demás, afila el intelecto y aclara la confusión.

Una curiosidad: Los poderes curativos del Aguamarina se mencionan en los cuatro libros sagrados de India (libros vedas).
Durante la Edad Media se creía firmemente que era capaz de parar la acción de cualquier veneno.