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jueves, 30 de junio de 2011

Pequeñitas y graciosas

                                                             Foto de Google   
        








—Esto es muy gordo, Ely, esta vez te has pasado,  mucho, mucho…
—¡Pero, papá, yo…!
—¡Ni pero ni nada! La has liado y muy gorda… con el susto que le has dado a tu profesor.
—¡Pero, papá, eran muy pequeñitas!
—Hija, pequeñitas o grandes, el hombre está en el hospital por culpa de tu ocurrencia.
—¿Se va a poner bien? Siempre está gruñendo y renegando, pero no castiga mucho.
—¡Pues menos mal que no castiga mucho! Si llega a castigaros más… ¿de qué tamaño se las colocas?
—Pero papá… ¿se va a poner bien?
—Este curso ya no lo veis, pero sí, dicen los médicos que se va a recuperar. ¡Pero  tú ya estás expulsada! ¡Otra vez! Y aquí no hay más colegios, donde demonios te voy a llevar ahora…
—¡Ah, no pasa nada! Tengo todas con sobresaliente… cuando nos trasladen de pueblo otra vez acabo lo que falta en el colegio nuevo ¿no? ¡Como será nuevo, no me conocen!
—¡Mira que lista mi niña! Ya está todo solucionado, ¡pues no, Ely, no funciona así la cosa!.
—¿No…?
—No, Ely, no, primero tienes que explicar todo lo que ha pasado a La Guardia Civil, y después voy a tener que pelearme con el dire de tu cole a ver si por lo menos te deja hacer los exámenes finales para pasar al siguiente curso. ¡Menuda papeleta!
—¿La Guardia Civil? Esos… ¿no son policías? Pero… si yo no he hecho nada…
—¡Te parece poco… dejar dos culebras en el cajón de Don Severino. ¡Ely, qué ha sufrido un infarto con el susto!
—Pero, papá si eran muy pequeñitas y graciosas… ¿tú sabes que han hecho con ellas? ¿Están bien?
—¡Qué si están bien…! ¡Madre mía, que voy a hacer contigo, hija! ¡Qué si están bien las bichas…! ¿Esa es tu preocupación?
—Claro, papá… ¿a qué me vas a ayudar a rescatarlas? ¡A qué sí! ¡Pobrecitas, estarán muy asustadas!
—Sí, hija, sí… muy asustadas. En fin… vamos a ver como solucionamos esto, anda vamos, tenemos que decírselo a tu madre. ¡Buena se va a poner!

Elysa




lunes, 20 de junio de 2011

La verdadera historia de Caperucita roja.






—Caperucita, te voy a comer…
—Claro, ese es tu papel, Lobo…
—¿Mi papel…? No entiendo…
—¡Qué torpe eres, bicho peludo! No entiendes nada, yo soy la niña y tú el monstruo, en el cuento me salvo.
—Pero eso no es posible…, soy el verdugo, debes ser castigada por los asesinatos que has cometido.
—¿Las abuelas que envenené? Yo sólo les llevaba comida, estaban enfermas. Cuándo lean este cuento ¿a quien  creerán? ¿A un asqueroso lobo peludo o a una angelical niñita como yo? Piénsalo…
—Pero… los jueces han dictado sentencia, se te ha impuesto la capa roja de los asesinos y tu condena es morir devorada.
—¡Bueno…! Ya veremos como queda esto…. Mi padre es banquero y tiene muchos cazadores…
—¿Banquero…? Pues estoy perdido… esos lo compran todo, hasta los finales de los cuentos.

©Elysa


Mi contribución al Vendaval del 19/06/2011

miércoles, 8 de junio de 2011

Letra Final


El siguiente micro participó en el concurso “¿Cómo te imaginas el 2109?” Y fue uno de los elegidos para ser leído por Rosa Montero, el domingo 5 de Junio en la Feria del Libro de Madrid en el pabellón Carmen Martín Gaite. ¡Estoy que no me lo creo!


Letra final

Su gobierno será eterno, nunca caerán,  desde que se hicieron con el poder apenas hay muertes, hasta que la suma final no ha sido cancelada el derecho a morir no existe. Dentro de dos horas seré el feliz propietario de un revolver y una única bala. No me temblará la mano. Hoy 10 de enero de 2109, acaba mi condena. Por fin he pagado la última letra del crédito concedido por el Gran Banco Mundial.