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La primera vez que noté miedo en el rostro de mi madre fue también la única que conocí a mi abuela. Recuerdo con absoluta certeza sus palabras: ¿Te ha contado tu madre cual es mi trabajo? No, le conteste, no me lo ha contado. Ya… me lo imaginaba, ella los teme ¿Quieres acompañarme y conoces a que me dedico? Claro, le dije, mi curiosidad se había disparado.
Cogió mi mano y salimos a las calles del pueblo donde vivía, la noche invernal ya se había adueñado de todo; apenas alcanzaba a vislumbrar los contornos de las míseras casitas de aquel territorio. Parecía que éramos las únicas habitantes del lugar, entonces oí a mi abuela vocear una salmodia que nunca he olvidado: Los vivos deben descansar, los muertos ya podéis holgar, venid, venid los que ya habéis dejado de vivir, estas son vuestras horas, así os lo digo yo la que llama a los que ya no respiran…
Varias fueron las veces que repitió aquellas palabras y otras tantas las que yo noté roces furtivos y el frío a mi alrededor, no conseguía ver, pero allí había algo, tan cierto como la fuerza con la que apretaba la mano de mi abuela. ¿Qué te parece lo que hago? me dijo en un susurro, no sé, abuelita, no entiendo porque lo haces… le contesté intentando encontrar sus ojos, imposible, estaba demasiado oscuro. Hay que hacerlo, mi niña, soy la única que puede, yo les entiendo, sé cuales son sus pesares tan bien como que no me quieren mal. Están solos, sus osamentas abandonadas en las cunetas o en la orilla de los caminos y ellos no entienden por qué, quieren estar con los suyos en el mismo suelo y no perdidos y olvidados. Yo les llamo para que vengan y vean a sus familias, para que tengan paciencia y esperen hasta que llegue el momento que podamos desenterrar sus huesos y traerlos aquí con los suyos. Lo hago para que se sientan tranquilos y no asusten a los vivos, que entiendan que no los hemos olvidado.
Seguimos caminando, no sé durante cuanto tiempo, ella repitiendo la misma cantinela hasta que sin avisar tiró de mí y me escondió en su regazo, sus manos apretando mi espalda y mi cabeza hundida en su pecho, algo giraba alrededor nuestro, me era imposible ver pero lo notaba; dejé de temer cuando oí a mi abuela y entendí con quien hablaba: Es tu nieta, ahora ya la conoces, ella te traerá pero tiene que crecer…
Lo siguiente que recuerdo es que regresamos a su casa igual que cuando salimos, agarradas de la mano, y la visión de la cara blanca y descompuesta de mi madre cuando me abrazó con fuerza al cerrar rápido la puerta.
52 comentarios:
Por loco que parezca, creo que yo no le tendría miedo...
Una gran historia Elysa!
Abrazos
Qué buena historia. Ideal para el 1 de noviembre. Qué triste la soledad de los huesos olvidados. Un beso.
Uyyy...... muy buen relato pero me ha estremecido ehhh
Un abrazo!!
Me ha recordado a cuando de pequeñas nos juntábamos en una habitación por la noche, a contar historias de miedo, siempre acabábamos como la madre, pálidas y aterrorizadas :)
Es un texto que daría tema para una buena novela de terror. Contar historias de miedo es una habilidad que tienen muy pocos.
No sé yo si hubiese seguido a alguien así en la noche, por mucho que fuera mi abuela.
Feliz fin de semana.
Manejas muy bien el terror.
Un beso Ely!!!
Chiquilla, me has metido el miedo en el cuerpo, pero si me preguntas... podría decirte que... he estado allí, en tu relato, lo he sentido, lo he vivido, me ha gustado... lo has bordado, y he flipado!!!
Me maravillo de tu cabeza, me fascina y en este caso... me has erizado el vello, jodía!! je, je... Bss, campeona!!
La cara blanca y descompuesta la tengo yo ahora.
Jo...
Besos.
La primera frase es demoledora. El paseo con la abuela para salir por piernas. Qué graciosa eres... ¡Oh!, que esto no es gracioso, que estás hablando de huesos en las cunetas de la intransigencia... Y sí, Elysa, los nietos o bisnietos le traeremos, pero me temo que con la que se avecina habrá que esperar otro par de legislaturas. Para entonces ya seremos viejecitos, como la abuela del relato, y llevaremos a nuestros nietos a esos paseos por las plazas de los pueblos. Gracias Ely por ser como eres.
Cuántos están aun esperando en las cunetas...
Se acerca la fecha de los difuntos... Después de leer tu relato no sé si me atreveré a ir al cementerio. De noche, desde luego que no ¡Uf!
Un abrazo.
A veces me das miedo.
Que buen relato, he sentido hasta el frío.
Un besazo.
Ahhhh...chica, esto cayendo la noche...da miedito...
Qué miedo, Elysa!! Se te queda pegado en el cuerpo! Muy buen relato de terror.
Un abrazo.
¡Qué miedo!... Pero me encantó.
Besos.
Es tu nieta y ella te traerá?...Porfi que continúe...Me ha gustado mucho Ely.
Besos desde el aire
Cuánto más tiempo van a tener que esperar los que aún siguen perdidos en las cunetas a que los vivos les den su lugar?
Me gustó mucho, Ely, me dolió también.
Un beso
Muy bueno y aterrador... mmmm... yo sí tendría miedo
saludillos
No hay que olvidar los lazos afectivos, es importante la memoria, aunque hubo quien quiso hacer desaparecer a los muertos... nuestra historia no puede seguir escribiéndose en la oscuridad, hace falta la luz.
Magnífico relato Elysa.
Un abrazo
Estremecedor... el ambiente, el oficio de la abuela y el destino terrible que le anuncia.
No me explico por qué nos cuentas estas cosas, con lo amable que sueles ser. Hoy me va a costar pegar ojo.
Besitos.
Elysa, no te veo, con esa carita tuya, con esa sonrisa, con esa candidez que transmiten tus comentarios, escribiendo estas historias de terror, Yo ya no duermo esta noche. Me gustan estos relatos de muertes, del mas allá, de espectros, hay que saber escribir, como lo haces tú, para que sean creíbles.
Un abrazo
Un paseo de canguele, pero más terrorífico fue el de los que esperan silenciosos debajo de las cunetas.
Memoria de un beso!
Querida Ely, en mi blog te he otrogado el PREMIO "DE MI PARTE". Puedes pasar a recogerlo cuando quieras, y... ¡¡enhorabuena!!
Por cierto va con normas
http://katy-agradeciendoregalos.blogspot.com/2011/10/premio-de-mi-parte.html
Bss
Es una historia muy buena, tanto por lo que cuentas como por cómo lo cuentas.
Besos
Ely, menos mal que anoche estaba cansada y deje la lectura de tu relato para la mañana, sino con lo bien que lo cuentas hubiese estado toda la noche paseando con la abuela y la nieta y el resto de los parroquianos. Lo que me intriga es porqué es la única vez que conoce a la abuela, ¿ya no la ve más? ¿es una manera de transmitirle su don?
Aunque me hayan quedado esas dudillas que sepas que es un relatazo, y que me ha acojonao una jartá.
billones de abrazos apretujaos
L;)
Me has vuelto a dar miedo Ely. Eres única!
Besos.
UF..
Que buena historia Elysa.!!
A mi no me dan miedo los espíritus o como tu los llamas los que no respiran...
Creo que iria con la abuelita de la mano, si he de ver a mi abuelo.. sería genial!
Obviamente suelen dar miedo, pero creo que es por el cine que nos han vendido...
A mi me encantaría ver a mis abuelos... la verdad..
Besitos mediterráneos.
jolines ely, a mi vas a matarme con estas historia de miedo!!!!!!!!!!!
muertos???? buffffff... y buffffff
jajajaja
un besito enorme
Genial !!! como siempre...
un abrazo.
¡Que buena historia! Me encanta el ambiente fantasmagórico que se respira, muy logrado.
Un abrazo,
Magistral!!!
Abrazo!
¡Caray, que tarde llego a comentar! Como siga así voy a perder mi puesto de N°2 de tu club de fans, porque claro, al de vallekas no hay quién lo mueva.
Al principio pensé en la Santa Compaña con la que te amenazaban de niña, pero luego lo ví todo más claro. Estoy con Ximens (¿Raro, no?) en que hará falta tiempo para poder devolver a todos los que no están donde deben y sacar a uno que está donde no debe.
Disfruto leyendote, Ely. Pero eso ya lo sabes.
Un biquiño.
Qué solos se quedan los muertos!! Ya lo decía Bécquer, ¿verdad?
Besines.
Para que luego digan que no hay que honrarles como se debiera, que es una tontería la memoria histórica. Algún día hasta los muertos se rebelaran. Muy impactante y bien llevado el relato Elysa. Un beso.
Elysa, sublime relato. Como logras que una historia aparentemente fantástica sea real. Lo llevas de un lado al otro con gran sencillez. Además ese final es muy bueno.
Bessets.
PD: Y es muy actual este micro, ojalá no hubiesen muertos aún enterrados por ahí.
He intentado dejarte un comentario antes pero creo que ha fallado, si lo encuentras duplicado disculpa.
Uff, qué escalofríos me van a dar cuando pase por un cementerio. Me ha gustado leerte.
Saludos
Atrapado de principio a fin; más todavía que la niñita que quería ver a los fantasmas, pero no era capaz de ver nada.
Encantado de haberte encontrado por aquí :)
¡Un saludo!
Es estremecedor.
Halloween!!!! Allá va Ely!!!
Me encanta el terror.
Muy buen relato!
Hace días que no he podido pasarme por aquí.
Me he esperado, un poco para hacer el comentario, no me ha dado miedo, pero he sentido, algo en el estómago, como si alguien me dijera que hay que encontrarlos a todos, que quedan muchos en las cunetas, que quieren irse de allí.
Precioso.
Un beso.
Ely gracias por tus puntailizaciones.
Garcias.
No me ha sentado mal en ningún momento.
¿El relato te ha gustado?
¿Quién no se sentiría impresionado al experimentar un encuentro semejante?
En las cunetas aguardan historias terribles, esperando a ese alguien que, repare, aunque sea simbólicamente, el mal cometido...
Besos
Un cuento buenísimo, Elysa. Lograste reflejar el horror con mucha precisión. La realización requiere (creo yo) que dejes el texto reposar unas semanas y vuelvas a él con los ojos frescos. La forma siempre se puede pulir pero creo que aquí verdaderamente merece la pena un trabajo en ese sentido.
Abrazos enormes,
PABLO GONZ
Interesantísimo.
Me provoca a pensar que poco control tenemos de nuestra osamenta después de la muerte, puede ser tomada por algún artesano que se ponga a labrar elefantitos de marfil y otros ornamentos con nuestro esqueleto.
Me regresaste incluso a un recuerdo de temprana juventud en Nueva York. Había un tipo que traía colgando en el retrovisor del coche una cabecita humana de ésas que han sido encogidas por una tribu de jíbaros de la selva amazónica. Que cosas.
Una historia perturbadora, sin dudas...
Besos.
HD
Noche de inquietud, un relato impactante.
feliz fin de semana.
un abrazo.
Precioso, Elysa. Una historia tierna e inquietante al mismo tiempo. Esos muertos antes de tiempo, su soledad, su desazón. Ese encuentro...
Bonito empleo el de la abuela.
Besos payasos.
Por cierto... suerte el dominto :)
A mi me da más miedo la gente que crea muertos en las cunetas y en las fosas comunes. Porque son los que provocan que otros tengan que buscarlos en el futuro.
Un buen recuerdo para los desaparecidos.
Me gustó.
...el domingo, quise decir.
los pelos de punta,Ely.
Que envidía me das al manejar el Terror, la muerte...de una forma tan precisa, divertida, sorprendente y natural.
Besotes
Miguel
Esa abuela los tenía mejor puestos que yo.
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