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lunes, 30 de mayo de 2011

La proclama del bardo

                                                                       Imagen de Google



Manuscrito encontrado en el décimo planeta de La Estrella Negra en el mes nuevo del Año 3391.




La nave aterriza y la multitud  reunida contiene el aliento, una sombra de temor y expectación recorre los pensamientos de los que allí se aglomeran.
Las puertas de la embarcación espacial se abren y por ella desciende un extraño personaje. Apenas un metro de altura, piernas delgadas y cortas, enfundadas en unas calzas de un rojo intenso, y apoyada sobre ellas una inmensa cabeza verde llena de pelos del mismo color.
—Saludos habitantes de La Tierra, soy el Bardo Mayor, fiel súbdito de su Majestad “El Gran Banco”, vengo a comunicaros que tenéis un día para desalojar vuestro planeta, mi Señor precisa de él para construir el jardín de su nueva residencia de verano…
—Pero… pero… qué dice ese mamarracho… —grita alguien entre la multitud, todas las cabezas asienten con vigor.
—Repito, tenéis un solo día para abandonar vuestro planeta… o debido a las obras que se precisan para su reforma…
—¡Qué… qué demonios de heraldo eres tú…! — exclama otra voz anónima.
—Sólo un día para abandonar vuestro planeta, o aceptar la extinción, nada más tengo que decir. —exclama el Bardo, el tono de su voz ha sonado implacable.
Un murmullo de estupor recorre a la multitud, el desconcierto es general, nadie se mueve, tensión y temor se mezclan por igual entre los allí reunidos.
—Vamos a ver, señor Bardo Mayor… ¿es posible solicitar una audiencia con vuestro Señor? —dice un hombre, caminando unos pasos hacia el Bardo.
—Eso es imposible… mi Señor no admite demoras, lo que quiere, lo tiene. Como explicarlo… Él es dueño y señor de todo mundo conocido, una vez toma una decisión no hay marcha atrás. Nadie osa enfrentarse a su atrabiliario carácter, os conmino a abandonar este lugar inmediatamente. Las obras empezaran mañana.  —grita el Bardo, emprendiendo el regreso hacia el interior de la nave.
La desbandada es total, todos corren sin sentido, sin saber exactamente que hacer, algunos simplemente se quedan donde están, tan estupefactos que son incapaces de reaccionar.


“Última entrada en el libro de memorias del planeta Tierra”

lunes, 16 de mayo de 2011

Encuesta o suicidio


                                                 Imagen de Google



Anécdotas de encuestadora III



—Buenos días, perdone que la moleste estoy realizando una encuesta sobre hábitos de compra, ¿dispondría de treinta minuto para atenderme?
—No tengo problema, a mí me gusta atender a todo el mundo, pero creo que no tengo ese tiempo.
—¡Ah, no se preocupe! Puedo volver en cualquier otro momento a lo largo del día, usted dígame cuando.
—¡Uy, eso va a estar complicado! Estoy suicidándome…
—¿Perdón…? Qué está haciendo qué…
—Me estoy suicidando, acabo de tomarme dos frascos enteros de pastillas para la ansiedad.
—¡Pero señora ¿Cómo se le ocurre hacer esa locura?
—¡Uy, hija! Si te cuento todo lo que me pasa no acabamos…
—¡Déjelo, déjelo! ¿Qué hacemos?
—Pues si quieres empieza con la encuesta y si no la acabamos la rellenas tú, yo no te voy a llevar la contraria…
—¡Será animal! ¡Lo que voy hacer es llevármela a urgencias…!
—¡Qué risa! En esta aldea no hay ni urgencias, ni médico, ni na.…
—Nos vamos con mi coche ¡pero ya mismo…! ¡Señora, señora! ¡No se me caiga por Dios! ¡Levántese, levántese…!
—Anda hija… toca en la casa de al lado… hay una como yo… seguro que te contesta… la encuesta…
—Yo la ayudo a levantarse, venga haga un esfuerzo, mujer… ¡Señora, señora…!

lunes, 9 de mayo de 2011

Otro posible comienzo






—Vamos a ver, los elefantes ya están ubicados, la familia hipopótamo ya tiene su charca, y… los cocodrilos, ¿alguien sabe donde deben ir...?
—Sí, Goliat, les he encontrado un habitáculo al lado de los rinocerontes. Relájate, prácticamente hemos acabado de acomodar a todos; el Arca está casi llena, falta encontrar espacio para las serpientes, hay que tener cuidado, no todos quieren vivir al lado de ellas.
—Me relajaré cuando zarpemos, ya está empezando a llover. Debemos terminar ¿alguien sabe qué quieren esos que están ahí abajo…?
—¡Ah, humanos! Quieren hablar contigo, creo que desean venir con nosotros…
—Voy a bajar, hablaré con ellos, prepara todo para zarpar.


—Capitán Goliat, venimos a buscar sitio en vuestra nave…
—Y… usted es…
—Noé y familia.
—Pues lo siento mucho, ya no queda sitio para nadie más.
—¡No puede ser, nosotros debemos ir o será la extinción, este Diluvio acabará con todo rastro de vida! ¡Ningún gorila por muy capitán que sea puede decidir eso!
—Tal vez, pero mi contrato con el Creador lo especifica claramente, sólo seres racionales. Lo lamento, tengo que dejarles, debo dar la orden de partir.

lunes, 2 de mayo de 2011

Soliloquio



Como explicarte el placer que me has proporcionado, no encuentro palabras para expresar lo hermosa que estás, ahí tendida en la cama; la luna también se alía con el instante, entra por la ventana y derrama sobre ti toda su belleza.
Sé que no vas a responder, no importa, desde tu silencio me entiendes; sabes que te amo. Existo para crear belleza en tu vida, para liberarte de toda la monotonía, me gustaría que te contemplaras en el espejo, tu sonrisa es tan radiante. Sólo a mí me la debes.
Me gusta verte ahí, tan relajada, silenciosa y ajena a todo, nada puede hacerte daño, nada. Este es el tributo de mi amor por ti.
La paz es tuya,  para mí… las preguntas. ¿Quién será la próxima?
 No puedo volver a asesinarte.