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martes, 25 de septiembre de 2012

Lecciones de brujería II

Imagen de Google



Si como creo habéis hecho los deberes de la lección I, vamos al siguiente paso.
 Con el vaso y la foto congelados esperaremos el primer día de luna llena del mes y procederemos a realizar los siguientes movimientos.
Primero: Nos proveeremos de un pequeño martillo o en su caso de un objeto contundente.
Segundo: Sacaremos el vaso del congelador, esperamos unos minutos y con extremo cuidado despegamos la foto, con la imagen boca abajo y la dejamos en alguna superficie plana.
Tercero: Cogemos el martillo u objeto contundente (no os calentéis la cabeza, una piedra de buen tamaño, una maza de cocinar, etc.) y mirándolo fijamente nos visualizamos en él. Muy importante: tenemos que ser y vernos en el martillo u objeto.
Cuarto: Ya somos el martillo, canalizamos en él nuestra rabia, frustración, todo aquello que nos llena de ira y con decisión procedemos a golpear sistemáticamente la foto, hasta conseguir, no importa el tiempo, que se rompa en miles de pequeños pedazos.
Tras este paso, necesitaremos un descanso. Intuyo, debido a vuestros comentarios a la lección anterior, que nos habremos aplicado con sumo entusiasmo al noble ejercicio de golpear con todas nuestras energías. Seguramente estaremos acalorados y con algún que otro calambre en el brazo. Este intervalo lo aprovecharemos para dedicarnos a imaginar de la manera más potente posible, las mil y una perrerías que esperamos asolen la vida del sujeto.
Quinto: En un recipiente metálico verteremos sobre el mismo todos los pedazos de la foto, sin perder ni uno  y a continuación los quemamos con, y esto es importante, una cerilla de madera. Aviso para los torpes: tened en cuenta la dirección del viento, no vayáis a liarla.
Sexto: Cuando se conviertan en ceniza, soplaremos con fuerza y mentalmente diremos: Adiós, adiós, (nombre del sujeto), deseo que desaparezcas de mi vida igual que estas cenizas desaparecen con el viento.
Os garantizo que, si habéis seguido correctamente los pasos, como mínimo esa noche vais a dormir descansados y de un tirón. Y si como presiento unos cuantos de vosotros optasteis por el mismo político o banquero… ¿quién sabe…?

Aviso
No se admiten reclamaciones por dedos machacados o incendios. Se trata de un conjuro, no de cargarnos a media humanidad.

Hasta la próxima lección.

martes, 18 de septiembre de 2012

Zalagarda

Imagen de Google



Desde hace un tiempo en casa vive un elefante. Se coló un día sin que me diera cuenta y parece que tiene intenciones de quedarse mucho tiempo.
He intentado hablar con él pero creo que es sordo, sacude su enorme cabeza y sigue a lo suyo. Es un tanto complicado vivir con semejante volumen en un piso pequeño, pero lo que se me hace más engorroso es conseguir alimento para satisfacer su voracidad. Nunca hay bastante, cada día está más gordo, mientras que yo he perdido peso, estoy tan delgado que si me pongo de lado casi no se me ve.
Mis vecinos también han sido invadidos por otros especímenes y de la misma manera que me ha ocurrido a mí. Entre susurros y miradas cómplices nos vamos confortando, con el anhelo de que esto acabe pronto. Aunque todos nos consolamos, ya que nuestros ocupas no son tan desagradables como los que se han colado en la casa del vecino del sótano, la más humilde. Él y su familia tienen que convivir con unas hienas que cuanto más esquelético los ven, más se ríen.

martes, 11 de septiembre de 2012

El mar y sus leyendas

Imagen de Esta noche te cuento



En mitad de la nada existe la isla, tan diminuta que apenas queda espacio para albergar el faro, hace mucho tiempo que allí no vive nadie.
Solo una vez cada año, cuando el cielo toma el azul marino, hace su aparición el navío. Emerge como una extraña luz roja, incandescente, y en el centro de esa fosforescencia, los mástiles, palos y velas de un bergantín. En ese momento el faro se enciende y la nave inicia su acercamiento. Cuando parece que ya la proa va a tocar tierra, unas inmensas olas, rugientes y feroces, se alzan majestuosas como corceles encabritados impidiendo toda posibilidad de aproximación. Durante toda la noche se repite el drama, una y otra vez, con una desesperación rayana en la locura, hasta que el amanecer cubre la escena atenuándose como un espejismo en la línea del horizonte.
El único tripulante de esa nave épica es el Holandés Errante, condenado a vagar eternamente sin pisar tierra jamás. No encontrará descanso hasta el día que consiga recuperar su alma. La misma que vive encerrada dentro del faro.


Con este texto participé en la convocatoria del blog “Esta noche te cuento” del mes de Agosto. Podéis leer más participaciones pinchando aquí.



miércoles, 5 de septiembre de 2012

El paseante nocturno

Imagen de Google




Mi calzado es silencioso y siempre llevo prendas oscuras. Con todas estas precauciones puedo salir a pasear cuando oscurece.
Camino en la noche, alejándome siempre de la luz de las farolas. A veces he encontrado andando a otros como yo, pero hace tiempo que esto no sucede.
En mis vagabundeos no puedo evitar atisbar por las ventanas, escondido entre las sombras veo a las parejas, a veces con hijos, sentados cómodamente ante la pantalla del televisor. Ignoro lo que sucede en otros lugares, pero sospecho que es igual que aquí. Siempre es la misma rutina, observando el aparato desde las ocho de la tarde hasta las doce, después a la cama para descansar y poder producir.
Conozco el castigo por trasgredir la norma, pero la única emoción que  queda, cuando todo en la existencia está reglamentado, es salvaguardar estos paseos nocturnos.