Otro sobre objetos... ¿inanimados?
—¡Preparaos chicas, creo que tenemos trabajo! —dice El Mundo, está situado el primero en el mazo, se remueve imperceptiblemente.
—¿Puedes ver al consultante? —pregunta La Luna—, espero que no sea una sesión muy larga estamos cansadas, demasiadas desgracias y rupturas.
—¡Oh no, es Irene! — revela El Mundo, todas las cartas emiten un suspiro de fastidio a la vez.
—No, ya está bien, no lo aguanto más, —exclama Los Enamorados, intenta alejarse de la baraja, pero el resto se amontonan más firmemente y es imposible moverse— Por favor, dejadme ir, sabéis que la pregunta será la misma, cuando encontrará novio, y la respuesta se repetirá como siempre. ¿Qué más podemos decirle?
—Tienes toda la razón —dice El Mago— esta muchacha está tan obsesionada con el tema que es incapaz de ver lo que tiene a su alrededor, no hay manera de que entienda que nosotras no somos la solución, tan solo podemos orientarla.
—¡Ja! Si me dejáis actuar a mí, veréis que pronto soluciono el problema.
—Habló El Diablo. ¡El que faltaba!, el gran mentiroso tiene la solución, solo nos faltan tus enredos y maquinaciones para liar a esta pobre chica.
—¡Así se habla, Mago!, estoy contigo, no debemos dejar que actúe este embustero — interviene La Sacerdotisa, discretamente va arrinconando al Diablo al fondo de la baraja— pero yo también estoy cansada, y creo queridas que debemos utilizar todo nuestro potencial en inspirar a Lisa para que hoy consiga que Irene reaccione y empiece a vivir su vida sin la adicción que tiene hacia nosotras.
—Yo os propongo algo, si La Rueda de la Fortuna quiere colaborar —exclama El Juicio— Rueda, haz lo que sea, pero hoy tienes que salir la primera, Lisa lo entenderá y conseguirá convencer a Irene para dejar la tirada para otro día...
—No entiendo esa solución, es solo demorar el tema —suelta El Loco, que es el último y quien aguanta al resto de sus compañeras.
—Déjame terminar, todas sabemos que Lisa, cuando finalice la sesión, trabajará con nosotras para despejarse, ahí es donde debemos conseguir que vea la solución. ¿Recordáis a Luis?
A lo largo de toda la baraja se oye un rumor, hay risitas de compasión y un algo de cariño.
—Es mi consultante favorito. —responde El Colgado. —Es un buen muchacho, muy apocado y necesitado de cariño, la verdad es que no suele tener mucha suerte cuando viene. ¿Por qué lo mencionas, Juicio?
—Muy sencillo, tenemos que dar a Lisa todas las pistas para que cite a estos dos solitarios el mismo día y a la misma hora. Todo en mi lámina me dice que estos dos van a entenderse; ellos son incapaces de encontrarse, tendremos que ser nosotras las que montemos la escena propicia para que esto se produzca, además...
—¡Sigue, Juicio sigue!, la verdad es que me complace la idea y nuestras habilidades bien combinadas pueden llevar a un excelente final —prorrumpe el Sumo Sacerdote, su voz severa se deja oír en toda la baraja.
—Solo iba a añadir que siempre habéis confiado en mi buen juicio, jajaja —suelta El Juicio, provocando una carcajada general entre los veintidós arcanos.
—A mí me encanta, es muy romántica, ¡oh, es una maravillosa idea! —canturrea La Estrella, activa un alegre murmullo afirmativo a lo largo de toda la hilera.
—¡Chicas, preparadas! Ahí vienen las dos, vamos con nuestro trabajo, esto se va a poner muy emocionante — ruge La Fuerza— ¡a por nuestro objetivo!
—¡Voy compañeras! Yo empiezo… —explica La Rueda Fortuna, produciendo vibraciones musicales—. Como dice la canción: ¡Hoy puede ser un gran día!