Anécdotas de encuestadora I
—Hola, buenos días, ¿es usted el ama de casa? —dice la encuestadora, exhibiendo su mejor sonrisa.
—Sí, soy yo, ¿qué se le ofrece? —contesta la mujer, que ha abierto la puerta.
—Espero no molestarla, pero estamos realizando una encuesta para amas de casa y quisiera pedirle un poco de su tiempo para responder a unas preguntas. ¿Sería usted tan amable de atenderme? —responde la entrevistadora, mirando con fijeza a los ojos de la mujer totalmente vestida de negro que le ha abierto la puerta.
—Sí, no hay ningún problema, si… soy capaz de responder, es que yo no entiendo mucho —dice la mujer enlutada, abriendo más la puerta —Pero… pase, pase usted, estaremos más fresquitas dentro, hace mucho calor.
—Se lo agradezco señora, realmente es terrible el calor que hace, no se puede ni respirar. De antemano le doy las gracias por su tiempo, y no se preocupe, son preguntas sobre productos de limpieza, no son complicadas.
—Luego… ¿no me venderá nada? Es que hoy no tengo cuerpo para comprar ninguna cosa —dice la dueña de la casa, mirando un poco recelosa a la entrevistadora.
—No, no, nada de eso, esto sólo es una encuesta sobre productos de lavadora, yo no vendo, ni después van a venir a venderle nada, no se preocupe. No me he presentado, mi nombre es Rosa. —responde la encuestadora, sujetando con fuerza su carpeta llena de impresos y moviendo con nerviosismo la otra mano mientras habla.
—¡Ah, vale! Pues pase, venga conmigo, en el salón estaremos mejor, nos sentamos un rato y así usted descansa a la fresquita.
Durante unos segundos las dos mujeres avanzan por la fresca penumbra del corto pasillo, hasta llegar a una habitación sumida en una oscuridad que apenas permite ver su interior. La dueña de la casa avanza con familiaridad hacia un rincón y enciende una lamparita que apenas alumbra la estancia.
—Le parece bien que nos sentemos aquí, ¿tiene bastante luz? —dice la mujer, señalando dos sillas.
—Sí, hay suficiente, no se preocupe, son sólo cinco minutos, no la voy a molestar mucho —responde Rosa, abarcando la oscura habitación, sorprendida por la cantidad de sillas dispuestas en dirección a una especie de baúl rectangular que se ve al fondo.
Durante unos minutos, Rosa pregunta y la mujer responde a las cuestiones planteadas.
—Y para finalizar le voy a hacer unas preguntas, es para los datos sociodemográficos, ¿su edad?
—Cincuenta y ocho años.
—¿Su estado civil?
—¡Vaya! Eso ahora mismo no lo sé.
—Perdón… ¿Cómo que no lo sabe? No quiero molestarla, si tiene algún inconveniente me puede contestar “no sabe/no contesta”, no es lo habitual pero…
—No, no, que va, es qué… ahora mismo no sé como considerarme, no sé si ya soy viuda o todavía estoy casada, porque el difunto todavía sigue allí, ¿quiere usted verlo? Está ahí al fondo del salón.
FIN
Este relato surgió de dos palabras: encuesta y difunto.
16 comentarios:
Vaya cortazo,madame!
jiji, pobre encuestadora. Seguro que después de ese día se puso a buscar otro trabajo.
Interesante lo de idear relatos a partir de palabras al azar.
Buenas noches
Bisous
Elysa, no solo eres una artista con las piedras, también con las palabras. Cuando abre la puerta la señora me temía que algo no andaba bien, das alguna pista y el decenlace es estupendo.
Un abrazo gigantesco!!
Sí, Madame todo un mal trago, lo sé, yo era la encuestadora, al desafiarme mi hija con estas dos palabras, vino a mi memoria el recuerdo.
Gracias por la visita.
Bisous
Loli si te sale trabajo de encuestadora, fijo que vas a tener ideas para relatos, te lo aseguro.
Besos
Pues sí que fue un mal trago para la entrevistadora y vaya espíritu el de la pobre señora...dispuesta a contestar una encuesta en tan amrga circunstancia. Me han dado escalofríos.
Pues sí, Barbaria, realmente creo qué la pobre señora no estaba muy "allá"
Saludos
Muy bueno. Me esperaba que al final la encuestadora tratara de venderle algo, ya que por mucho que insistan que no te van a vender, siempre sacan una buena excusa para ofrecerte "el mejor producto del mercado a precio de ganga". El final es sorprendente pero a la vez no es tramposo porque en realidad has dado pistas antes muy sutilmente.
Gracias por ayudarme a comenzar mi mañana con humor...
Elysa, esta historia ya te la había leído o me la contaste en vivo. Creo que además del binomio, que funciona, tienes el encanto de llevarnos por el texto con gran maestría, sin grandes adivinanzas, y de hacernos sonreír.
Yo no puedo ver los videos. Problema mío, seguro
Gracias por pasarte Isa, me alegra aportar un poco de humor a tu mañana.
Un beso
¿Qué videos Ximens? Estoy descolocada
Ya me cuentas...
Caramba con la "viudita"...
Un beso,
Los encuestadores tendrían que pasar alguna prueba de fuego de este tipo, genial.
Muchas gracias por tu visita a mi blog y por quedarte, sobre todo agradezco tu comentario.
A mi también me gustan las piedras aunque entiendo poco.
Un abrazo, seguiremos leyéndonos.
¡La venganza de las amas de casa contra las encuestadoras! Qué bueno. Dan ganas de hacerse con un ataúd desmontable y un disfraz de viuda para por si acaso...
Que buen binomio Elysa
me gustó mucho
saludos cordiales
Buenísimo, a mi me dan esas dos palabras y no sé que hacer con ellas, en cambio tu...
Un abrazo
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