El hombre avanza con tranquilidad por el amplio pasillo, sus ojos van buscando la silueta familiar. De pronto, ya con seguridad se dirige hacía una niña que cabizbaja, permanece sentada en la silla.
—Y… esta vez ¿qué ha pasado? —dice, sentándose y buscando la mirada de la chiquilla.
—Me han dicho que he roto todos los cristales… y yo no he sido, pero no sé que ha pasado, se han empezado a destrozar todos…— exclama la pequeña, sus ojos negros suplicando comprensión cuando levanta su cabeza buscando la mirada de su padre.
—Vamos a ver Eli, según me han informado en la entrada, se han roto doce cristales, a ti te han pillado con la pelota en las manos; eras la única en la plaza delante del ayuntamiento y para rematar, un vecino te vio lanzando hacía las ventanas. Para todos está claro quién ha sido, quiero escuchar tu versión antes de contárselo a tu madre.
—La verdad, papá es que todo ha sido culpa de Manolo…
—¿Manolo? ¿Quién es ese?
—Pues Manolo, el hijo del alcalde, ya sabes, que siempre se mete conmigo, me ha llamado torpe y desastre con patas.
—Y…
—Pues eso, que me ha dado tanta rabia que le he lanzado la pelota, yo quería darle un balonazo en su cara fea, pero se ha ido hacia el cristal y de repente se han empezado a caer todos. Yo no quería romper nada…
—¡No, que va! Sólo la cara del tal Manolo…
—¡Es que es un asqueroso! ¡Siempre se está metiendo conmigo! — exclama Eli, su cara es la viva imagen de la impotencia —Su padre me ha dicho que de aquí no me iba a mover hasta que pague todos los cristales o me metía en la cárcel.
—¡Qué animal!, eres una cría no te va a meter en ningún sitio y por supuesto yo no le voy a dejar —dice el hombre, sus cejas se arquean con fastidio mientras sus ojos miran con firmeza a su hija. —En fin, tenemos que ir pensando como se lo decimos a tu madre, va a poner el grito en el cielo, los cristales hay que pagarlos…
—¡Todos! ¡Pero si yo…!
—¡Eli, a callar! Te creo, no pretendías romperlos, pero ha sucedido, tengo que pensar como le puedo colocar la historia a tu madre y además como lo hago para pagar sin que se entere. ¡Menudo lío!
—Papá… este mes no me deis paga.
—Ni paga, ni tebeos del Capitán Trueno y El Jabato, me temo que no vamos a poder comprarlos en una buena temporada —dice el padre, girando su cabeza para evitar que su hija vea que a duras penas consigue contener la risa —Esos cristales cuestan bastante dinero, ni con tu paga de todo un año conseguiremos cubrir el gasto.
—¡Ay, ay… la que me va a caer! —dice Eli, sus ojos reflejan consternación.
—Venga, por el camino iré pensando que le contamos a tu madre.
El padre se levanta y camina hacia la salida, la niña le sigue murmurando entre dientes.
—Escóndete bien Manolo, porque cuando te coja vas a saber lo que es bueno, esta me la pagas.
—¿Has dicho algo Eli? ¿Qué murmuras? —dice el hombre, volviendo apenas su cara para contemplar a su hija.
—Nada papá, nada…
21 comentarios:
Me gusta la frescura de la narración y me encanta ese genio y figura de la autora de la travesura...Me hace revivir alguna cosita de un pasado muy muy lejano....jajaja
Manolo está muerto.
Mejor que huya.
Besos.
O sea, que no renuncia. El pobre Manolo lo tiene mal, madame, jiji.
Bueno, lo comprendemos: quien mas y quien menos tiene algun cristal roto en su cuenta :)
Feliz tarde
Bisous
Este relato me inspira mucha ternura, Ely.
Muy bien narrado.
Besotes.
Estos Manolos y Manolitos son de un tremendo... Pobre Ely!!
Besos,
Ely, este relato es muy especial. Refleja la grandeza y el cariño de ese padre por su pequeña.
Me gustaría saber si al final le dió lo suyo a Manolo :)
Abrazos apretujaos
¿Esto te ocurrió de verdad?
...
A ese Manolo le daba yo pal pelo :)
¿Esto te ocurrió de verdad?
...
A ese Manolo le daba yo pal pelo :)
Elysa, desde luego, ¿qué no te ha pasado a ti? Pues aunque como buena inventora de cuentos creas mediante imaginación, la base tiene que ser real. Y lo mejor de tu relato es la sencillez, la frescura y lo divertido que es regañar a los hijos partiéndote de risa.
Un beso
¿Llegasté a pillar a Manolito?
Bonito cuento de ¿"ficción"? Se hace muy amena la lectura con esos diálogos.
Besos, Ely
Jajajajaja... Quiero a Eli. Todas las niñas teníamos un Manolo en nuestra infancia y era imposible no pensar en arrancarle la cabeza de un balonazo.
Genial, Ely.
Jajaja
...
pero eso de dar la cara por cristales ajenos, no sé yo.
Un beso.
Deliciosa historia y un diálogo muy natural y fresco. Así que ese tal Manolo siempre fastidiando y, además, hijo del alcalde... Eli, ¡qué crudo se ve todo! Enhorabuena por este texto que me ha arrancado una sonrisa mañanera. Un abrazo.
Un relato muy fresco Ely ¿ficción o realidad?
Creo que los cristales rotos forman parte del recuerdo de niñez de cualquier persona. Las rabietas infantiles también, hay que ver lo frenético que se ponía uno ante la imbecilidad de algunos compañeros.
Un beso!
Si cojo al manolo le arranco la cabellera, tú dime dónde vive, que ya voy yo... juas, juas...
Espero que hayas practicado la puntería ¿Eh, nena? juas, juas...
Bss... traviesos...
técnicamente podríamos decir que lo de los cristales son pequeños daños colaterales, jajajajaja, anda que el pobrecillo manolo parece tenerlo claro... me recuerda un montón los diálogos con mis hijos cuando los pillaba "con las manos en la masa", jajajaja... ahora con 17 y 18 años te aseguro que los diálogos persisten... jajajaja
me ha encantado!!
un beso enorme
Me encantan las travesuras y llevadas de tu mano más. Esto me recuerda cuando con raqueta en mano rompí unos de los ventales del cole cmo Eli, menudo disgusto, se lo querían cobrar a mi padre idem.
Pero no me acuerdo del final:)
Besos
Es muy difícil ponerse en la piel de un niño a la hora de escribir sin caer en tópicos, creo, de hecho, que es una de las cosas más difíciles de escribir, y tú lo has hecho genial.
Esa niña es un torbellino, y al mismo tiempo transmite mucha sensibilidad.
Y un diez para el padre :)
Un abrazo
pasaba a saludarte!
te dejo un fuerte abrazo!
Muchas gracias a todos por vuestro tiempo y por vuestras palabras.
¡es estupendo recibir comentarios tan cariñosos!
MUCHAS GRACIAS.
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